viernes, 1 de junio de 2012

NO A UN GOBIERNO DE CONCENTRACIÓN


   Tres  profesores, Jesús Fernández Valverde, Luis Garicano y Tano Santos ( Universidad de Pennsylvania, London School of Economics y Universidad de Columbia respectivamente),  acaban de publicar en El País un artículo titulado “No queremos volver a la España de los 50”.  
   El diagnóstico que nos ofrecen es digno de reflexión, pero  la solución que se les ha ocurrido me parece una locura. Escriben: “España debe decir un claro sí a Europa, que es lo único que nos protege del peronismo empobrecedor [sic!], y que estamos dispuestos a pagar el precio que esto acarrea. Para ello, necesitamos urgentemente un nuevo gobierno, con apoyo de todos los partidos mayoritarios y de nuestros expresidentes, compuesto por políticos competentes y técnicos intachables con amplios conocimientos de su cartera.” Me parece una locura, aunque Felipe González nos haya prescrito el mismo remedio. Rechazo de plano un gobierno de concentración precisamente porque no quiero volver a los años 50. .
   Para empezar, me parece muy significativo que estos tres profesores, no por casualidad de Economía, nos vean a punto de sucumbir ante un “peronismo empobrecedor”. ¿Chocante, no? Al parecer, pretenden descalificar de antemano a cualquier intento de poner coto al capitalismo salvaje por el simple procedimiento de llamarlo “peronismo empobrecedor”.  De paso, alzando la bandera de Europa, nos dan a entender que debemos entender por Europa exactamente lo que entienden ellos y el señor Mario Draghi.
    Naturalmente, nos están proponiendo un gobierno de tecnócratas, pero, como se deduce de todo ello, los tres vienen cargados de ideología, bien que disimuladamente, como acostumbran ciertos economistas orgánicos.
   Nuestros tres profesores no tienen el necesario recuerdo de lo que pasó en este país cuando ciertos políticos inexpertos se  volvieron locos con la idea de un gobierno de concentración. Con la obsesión  de descabalgar a Adolfo Suárez a punto estuvieron de cargarse la democracia. No señor, nada de gobierno de concentración. En este punto prefiero guiarme por el criterio de Manuel Fraga Iribarne, el único peso pesado que no entró en el juego suicida de aquellos tiempos.
   Los españoles han elegido a Mariano Rajoy, y si éste no está a la altura de las circunstancias, habrá que llamarlos a las urnas otra vez. Que esto tiene sus riesgos, ya lo sabemos, pero, por favor, no ignoremos los riesgos, mucho mayores, de meternos en pasteleos margen de la legalidad democrática. Ahora le toca a Rajoy, lo haga así o asá. Lo que no se puede es pervertir a capricho el sistema que nos dimos en 1978. Si lo que les interesa es imponernos un Monti, que lo digan. Yo no lo quiero. No nos hemos dado una democracia para volver a los tiempos de López Rodó. Si la legislatura no llega a término, elecciones generales.
   El caso es que los tres profesores, no sabemos si por ingenuidad o con segundas intenciones,  dan por seguro que a los españoles nos inspira una gran confianza un equipo formado por supervivientes del proyecto de Rajoy y supervivientes de los equipos anteriores, con algún elemento fósil de gran prestancia. Creen que, si nos fuera dado contemplar lo bien que van del brazo González y Aznar,  Solchaga y Rato, Leire Pajín y Dolores de Cospedal, íbamos  a juntar filas con entusiasmo, decididos al sacrificio. Ojo, señores, mucho ojo: Ya se ha oído eso de “ni PSOE ni PP”, no se les olvide, porque un combinado así sería mortal de necesidad para nuestra democracia.

miércoles, 30 de mayo de 2012

LA COSA TIENE MUY MAL ASPECTO


   Oigo tambores de guerra, por la expulsión de embajadores sirios, por el feo asunto de que se haya usado una foto de la guerra de Irak para ilustrar los horrores perpetrados por Bacher el Asad, por el aislamiento de éste,  que me recuerda el de Noriega, el de Sadam y el de Gadafi, por la unanimidad mediática en su contra, por la vocecilla de Kofi Annan, por la ausencia de noticias sobre los rebeldes, de cuya integridad moral nadie duda. A algunos les vendría bien otra tormenta de acero, por la pasta y para distraer la atención del mundo.
     El espectáculo es más bien asqueroso. Resulta que JPMorgan acaba de repetir la conocida orgía, con el consiguiente agujero, lo que indica que todo sigue igual, ya por hábito, como ilustra la siguiente noticia: el superoligarca Aubrey McClendon acaba de saquear su propia compañía de gas, la segunda del país, desplumando a medio mundo, empezando por los infelices que tenían los planes de pensiones a su cuidado, y todo indica que se irá de rositas.  Aquí tenemos el caso de Bankia. Me fue dicho que yo exageraba al hablar de su hundimiento. Y no, lamentablemente no. Tal y como están las cosas, Rato podría volver a ser ministro.
   Me entero –juro que ha sido sin querer– que Telefónica, el Ritz y el Palace están libres, como la Iglesia, de pagar el Impuesto sobre Bienes Inmuebles. Lo que me recuerda privilegios dignos de la Edad Media. Al mismo tiempo, me roza la noticia de que el rey pidió fondos al señor Bernard Arnault, propietario de Louis Vuitton, con destino al instituto dirigido por Urdangarín. Preferiría no haberlo leído, la verdad. Parece el señor Divar se ha pasado veinte fines de semana en Marbella a cuenta del erario público, ¿es normal? A creerle a él, claro que sí, y ni siquiera entiende que alguien se haya molestado por esa menudencia.
    Y resulta que a los mineros asturianos, como a los estudiantes y sus profesores, como a los profesionales de la sanidad, como a los encargados de la limpieza del aeropuerto de El Prat no se les ofrece otra cosa que un muro de silencio. La gente normal tiene motivos para sentirse despreciada. Y encima tengo que oír que, en adelante, los soldados tendrán que pagar de su bolsillo parte del rancho. ¡Increíble pero cierto! ¡Señal de locura! Un país que llega al extremo de cobrarle la comida a sus soldados…
   Contemplo a Javier Krahe, el cantautor, dignamente sentado en el banquillo, juzgado por una obra de arte de los años setenta, en la que se procede a cocinar un Cristo. Y así me entero de que no vivo en un país libre. Me solidarizo con Krahe, único sentimiento reconfortante en medio de tanta miseria.  

lunes, 28 de mayo de 2012

ECONOMÍA Y PERVERSIDAD



  La publicidad impuso la absurda creencia de que vivimos en el único orden posible, de que todo aquel que no ponga por encima el dinero es un estúpido, de que lo primero es y debe ser la economía, el saber de los únicos sabios que merecen ser oídos. La Bestia neoliberal es, por definición, una perversidad económica, cosa de economistas sin entrañas asociados a los intereses del 1%.
    Los presuntos genios de la economía,  se han pasado cuarenta años vendiendo humo (una sociedad de propietarios, capitalismo popular…) y operando seria y metódicamente a favor de ese 1%. Los resultados, a la vista. Ya estamos todos metidos en una pirámide de Ponzi planetaria. La humanidad ha sido desplumada, EEUU es la sombra de lo que era, Europa es un pecio político, España un país arruinado, endeudado hasta las cejas. El contrato social, roto. La legitimidad democrática, usada para grandes robos de guante blanco…
    Nos espera más propaganda (de los “brotes verdes”, pasamos al “crecimiento”), más reformas aprobadas en verano, anunciadas en vísperas de vacaciones, más noticias administradas con elevado sentido de la psicología de masas (se empieza diciendo que Bankia necesita 4.500 millones de euros, para llegar, a saltos, a 23.000 millones). Sí, nos espera más propaganda, parte de ella envasada como noticia. Y nos espera el cultivo de toda clase de irracionalidades, incluidas las religiosas.
   Y desgraciadamente, nos espera más violencia, de diverso tipo. Violencia sutil, con modificación de leyes, con chantajes, con multas por protestar,  con vigilancia de unos y de otros, con demonizaciones, con maniobras de distracción –guerras periféricas incluidas–, y –por último– brutalidad a gran escala aquí mismo. Lo que no quiere decir que la Bestia neoliberal se vaya a salir con la suya. Cuando se llega a este punto, comienza la cuenta atrás. Como a Hitler, a la Bestia neoliberal le llegará su hora. Y es que ahora todos sabemos a qué atenernos, hasta los crédulos y los tontainas que le rieron las gracias.

martes, 22 de mayo de 2012

EDUCACIÓN: HUELGA GENERAL


  Educadores y educandos de todas las edades, en huelga. Esta es la respuesta ciudadana al alevoso atropello perpetrado por el gobierno. Lo que se está viviendo en España a manos del señor Wert es exactamente lo mismo que ha sacado a las calles a los estudiantes en Gran Bretaña, Canadá o Chile, por poner sólo tres ejemplos.
    No nos engañemos: la crisis no es más que el vil pretexto. Lo que está en juego es un modelo de sociedad. Hace treinta y cinco años las oligarquías se sublevaron contra el proyecto ilustrado, contra Wilhelm von Humboldt, contra Fichte, decididas a devolvernos a las coordenadas de la Edad Media.
    A esas oligarquías –al famoso 1%– no le interesan las personas cultas y preparadas. De ahí que iniciasen una feroz campaña contra la enseñanza pública, campaña que ya ha rendido sus amargos frutos en Estados Unidos, cuya población se encuentra hundida en el analfabetismo funcional (50%),  caldo de cultivo de irracionalidades que los aprendices de brujo utilizan a placer. Cómo no será que se ha creado allí otra burbuja muy expresiva de los tiempos que vivimos: la trampa de estudiar a crédito ha producido miles de morosos.
   Que eso haya ocurrido en la patria de Dewey nos debería haber abierto los ojos con respecto al modelo de sociedad implícito en la sucia jugada. Pero no. Precisamente ahora, so pretexto de la crisis, el señor Wert se lanza a fondo, para rematar la enseñanza pública, tras un período de necia y deliberada erosión en la línea de los intereses del 1%.  Encima, al socaire de la publicitada idea de que la quiere mejorar y garantizar su sostenibilidad, lo que ya es puro cinismo.
    Estamos ante una obra de ingeniería social tramada al servicio del 1% y manifiestamente antiilustrada, estamos ante una regresión imperdonable, estamos en camino de una nueva edad oscura como no hubo otra igual. Aquí de lo que se trata no es de elevar el nivel de la población. Se trata de crear una sociedad jerarquizada, con el saber repartido desigualmente. 
     Es muy doloroso comprobar que lo que Wert  está haciendo no es más que una copia de un proyecto extranjero surgido de mentes envilecidas. No es la primera vez que España se hace daño por el procedimiento de importar una mercancía intelectual averiada… cuando ya se sabe todo lo que hay que saber al respecto. Lo que nos deja retratado al señor Wert para la posteridad.

jueves, 17 de mayo de 2012

EL HUNDIMIENTO DE BANKIA


   Digo Bankia donde debería decir Caja Madrid, desarrollada a partir del Monte de Piedad fundado por el padre Francisco Riquer hace trescientos años.
   El pobre Riquer, a buen seguro, no entendería lo que ha pasado, como tampoco lo entiendo yo. Una institución sólida, creada con intenciones sensatas, orientada a ofrecer apoyo a iniciativas razonables y a apoyar a las personas en apuros o con pocos medios, siempre orientada también a proteger al común de los mortales contra los usureros, ha venido a acabar como nuestro Lehman Brothers.
    Ayer mismo, con gran despliegue mediático, se había hecho cargo de Caja Madrid el mayor genio económico, señor Rodrigo Rato, que la transformó en Bankia, con aires de comerse el mundo.  Hoy la publicitada nave se ha hundido ignominiosamente en la bolsa, dejando al aire todas sus vergüenzas y, de paso, las vergüenzas de un sistema que ya no da más de sí. 
   El señor Rato, capitán de la nave, nada parecido al buen padre Riquer, cobraba dos millones de euros anuales (en un país en el que hay cinco millones de parados y en el que el trabajador medio debería trabajar, sudando la gota gorda, más de dos siglos para redondear esa bonita suma)…
    Y ahora se hará lo siguiente: echar mano del dinero del contribuyente, del que ha ganado y del que supuestamente ganará, para reflotar la nave. Una vez conseguido este propósito, el banco será vendido al mejor postor, y vuelta a empezar. La socialización de las pérdidas forma parte de los presupuestos del sistema, de cuya escandalosa inmoralidad somos todos conscientes. En cuanto al señor Rato, se dirá que tuvo mala suerte y que fue víctima de la incomprensión de otros tiburones y aquí paz y después gloria.
    ¡Ay, este Rato! Ha tenido una trayectoria lo suficientemente larga como para vivir la fase neoliberal desde sus comienzos, con predicaciones sobre el "capitalismo popular" y la "nueva economía",  hasta su vergonzoso final. Será recordado no sólo por haber hundido la obra del padre Riquer, sino también por haber vendido las joyas de la corona (Telefónica, Repsol, etc.), por ser uno de los genios de la improvisación y de la imprevisión que nos han conducido a este desfiladero. Yo creo que ha sido el genio mayor, aunque no me olvido de los señores Boyer, Solchaga y Solbes, de similar hechura.
   Hoy más que nunca España necesita economistas serios, conscientes de la totalidad de los problemas implicados, con visión de Estado y sentido de futuro. Porque los simples plagiarios, los que simplemente van con la corriente, los que confunden este país con los Estados Unidos, los que se deslumbran como paletos ante los pases mesméricos de Wall Street, los que se guían por el viejo catecismo neoliberal que les tradujo el profesor Schwartz  hace treinta años, los lacayos de la oligarquía cleptocrática no nos van a servir para nada, salvo para hundirnos en la miseria... del todo.

LA CACEROLADA DEL 15 M


     Se equivocan totalmente quienes minimizan estas caceroladas por el procedimiento de contar si eran tantos o cuantos los protagonistas.
    El fenómeno irá en aumento, y es inevitable recordar el caso argentino, la famosa cacerolada que puso fuera de combate al ministro de Economía, al presidente De la Rúa y a quienes trataron de sucederle. El mensaje fue: “¡Que se vayan todos!”
   Aunque a algunos les cueste creerlo, en las calles habita un poder, un poder que ningún gobernante en su sano juicio ha despreciado jamás.  O nuestros gobernantes hacen algo serio para contener y hacer retroceder a la bestia neoliberal, o esto se va a poner muy feo.
    Porque resulta que ya todo el mundo sabe que operan al servicio del 1%, como todo el mundo sabe que nos han metido en una formidable pirámide de Ponzi, como todo el mundo sabe por medio de qué sencillos trucos se desvalija a los pueblos en beneficio de una insaciable minoría cleptocrática. 
    Ya no nos hace ninguna gracia que el BCE preste dinero a bajo interés a los bancos para que estos se lo presten a los Estados a un interés mayor y creciente, negociejo que no sabemos a qué  malvado se le ocurrió y qué clase de gentuza puso en práctica sin consultarnos, como si viviésemos en un mandarinato. Ya no soportamos un minuto más que se nos tenga enganchados a la adicción bursátil de unos mangantes de altos vuelos, ni que se nos obligue a seguir metidos en una espiral crediticia tramada por esos listillos.
     No se puede desvalijar a los pueblos impunemente, poniendo cara de idiota o cara seria.  Y no estamos de humor para que con el dinero del contribuyente, el que gana y el que se supone que ganará con el sudor de su frente, se nutra el 1% local y el mundial también. Ya no estamos de humor para tolerar que un señor genio que ha embarrancado un banco se lleve al bolsillo en un año lo que al ciudadano de a pie le costaría ganar dos siglos y un poco más. ¡Pero en qué cabeza cabe!
    ¿Qué piensan hacer nuestros gobernantes, los de aquí, los de Bruselas y los que siguen riéndole las gracias a Wall Street, donde se urdió la mayor estafa  de todos los tiempos? ¿Seguir igual? ¿Ahora que todo el tinglado está a la vista? ¿Ahora que sabemos lo geniales que son con los números?
    Pues que sepan que se están cargando el buen rollo, que se están cargando al país, que se están cargando a Europa, que se están cargando la cohesión social y, por lo tanto, la convivencia.  Que sepan que, en adelante, no habrá mentira que sea pasada por alto, que no habrá brote verde ni luz a la salida del túnel que engañe a nadie. Que sepan que, para seguir igual, tendrán que recurrir a medios sucios y violentos, al repertorio de los peores canallas que figuran en los anales de la humanidad. Y que sepan que, si siguen así, se cargarán (usemos un lenguaje rudo) la gallina de los huevos de oro.
   Quizá sea oportuno señalar que ni siquiera hace falta que se vuelvan buenos y sensibles quienes no lo son. El presidente Roosevelt no era bueno ni sensible. Simplemente, comprendió que así no se podía seguir. Era inteligente, astuto, y sabía que no se podía tomar a broma las protestas, las huelgas y la desesperación. Por eso ha pasado a la historia como un gran hombre, como un benefactor de la humanidad e incluso como el salvador del capitalismo. Tomen nota las personas inteligentes y con carácter que pueda haber en las altas esferas. Antes de que sea tarde. Por  algo han sonado las cacerolas.

lunes, 14 de mayo de 2012

El 15M: PRIMER CUMPLEAÑOS


    ¡Qué gran acontecimiento, amigos! No me extraña que los lacayos de la Bestia neoliberal digan que el 15 M no va a ninguna parte, que es cosa de cuatro gatos, de unos subnormales políticos, de unos jovenzuelos que están fuera de la realidad. No me extraña porque conozco el paño.
    Dichos lacayos no hicieron nada por entender el 15 M durante los últimos 365 días y no han movido un dedo para calmar la indignación. Es más, han hecho todo lo posible para elevarla a las más altas cumbres. ¡Cuántas cosas indignantes, en solo un año!
    La sucia manipulación de nuestra Constitución, para darle el gusto a unos chantajistas que ni siquiera dan la cara, la fea adscripción al escudo de misiles, la devolución de los trabajadores al siglo XIX, las dentelladas a la sanidad y a la educación pública, subidas de esto y de lo otro, congelaciones, recortes y despidos, desahucios,  flujo metódico hacia arriba del dinero, caso Urdangarín y ahora, encima, lo de Bankia, pilotado por Rodrigo Rato, supuesto mago de las finanzas.  Y resulta que se ha retocado la ley, de modo que una reunión de más de veinte personas se pueda convertir, como en los tiempos de Franco, en una reunión ilegal, y resulta que cualquiera está expuesto, por protestar, a que lo pongan cuatro años a la sombra. ¡Todo un récord!
    El 15 M es lo único limpio, decente y prometedor que ha sucedido en nuestro país en mucho tiempo.  Y nuestra clase política debería ir tomando nota de lo siguiente: de seguir las cosas así, la indignación y la voluntad de cambio que definen al 15-M irá a más, no a menos.
     Y al final –no se puede gobernar indefinidamente contra la gente–, se transforme o no  el 15 M en un partido, se pongan o no de acuerdo las asambleas en torno a un programa común, las elecciones tendrán resultados que harán llorar a los que se pongan por delante, se modifique o no la ley electoral.  Tiempo al tiempo. Porque en algo estamos todos los indignados, yo a mis sesenta años de edad, completamente de acuerdo: hay que poner al ser humano por encima de los dineros del 1%, muy por encima…
     Las horas triunfales de la horda neoliberal están próximas a su fin, por sus locuras de casino, pero, en segundo término, gracias a los animadores del 15 M y a quienes comparten su sensibilidad. Hace no muchos años, sólo algunos lectores de Chomsky y de Galbraith sabían a qué clase de desgraciada y criminal necedad nos conducía esa horda. Hoy lo sabe todo el mundo, incluso aquellos que son tenidos por despistados.
    Como ya nadie está para bobadas (“brotes verdes”, promesas de “crecimiento” y cualquier otra que se les ocurra sobre la misma línea), la indignación sólo puede ir en aumento. La única manera de calmarla sería tomar medidas eficaces a favor del 99% y en contra del 1%.
    Hasta hace no mucho tiempo se pudo engañar, se pudo abusar de las distracciones del personal, ya no.  La horda neoliberal ya no tiene ningún crédito político, ni tampoco el menor crédito económico. Ella sola, con su locura, se ha cavado la fosa.  
     El 15 M es, en sí mismo, una indicación de que los tiempos han cambiado, de que empieza una nueva época. Naturalmente, la horda no se dará por enterada, y creerá que con tales o cuales mensajes publicitarios, o con tales o cuales brutalidades, podrá mantener el tinglado, cosa que pongo en duda. Podría, a lo sumo, crear un gulag neoliberal global –va por ese camino–, pero sólo si se lo consentimos.

viernes, 11 de mayo de 2012

¡BRUSELAS EXIGE MÁS RECORTES!


     Tras la palmadita en el hombro, nuevas exigencias de los chantajistas de Bruselas, como viene siendo norma. ¡Hacen falta más recortes!  Sucede esto cuando el gobierno ha resuelto meter 30.000 millones de euros de las arcas públicas en el agujero negro de la banca insana, de cuya robustez oímos presumir no hace mucho tiempo.
     Leo una carta al director publicada por Pablo Fernández Lorenzo en El País, con un una frase digna de ser enmarcada: “Dime dónde recortas y te diré a quién sirves.” Fernández Lorenzo pone el dedo en la llaga al recordarnos que los recortes se han cebado en la parte más débil, de forma descarada, sin que se haya detectado la menor intención de repartir el dolor.
     Ya está totalmente claro que los que recortan no nos sirven a nosotros.  Para ellos, mucho más importante que mejorar nuestra situación, es aprovechar la crisis para dejarnos en los huesos, con el espinazo doblado. Estamos ante una obra maestra de ingeniería social encaminada a devolvernos a la ley de la jungla, ejecutada a mayor gloria de una minoría, que puede contar con una soberbia asistencia en caso de tener algún problemilla.
   Quiere esto decir que la legitimidad democrática está siendo dilapidada a la vista de todos, que está siendo usada contra nosotros. Es irónico, porque hasta un dictador se lo pensaría dos veces antes de proceder de forma tan bárbara y descarada contra el bien común. 
    Los de Bruselas y sus asociados locales, quislings y colaboracionistas entusiastas de la peor especie,  necesitan recibir por la vista y por el oído la enorme indignación que su comportamiento nos produce.
    De ahí la importancia de la manifestación del próximo sábado. Me complace que sea mundial y ahí estaré. Con la humanidad. Contra la Bestia.

miércoles, 9 de mayo de 2012

LOS MALOS ESTUDIANTES AGITAN LA EDUCACIÓN…



    Así se titula el artículo en el que el periódico La Razón pretende aclararnos lo que está pasando en los sufridos dominios de la Educación.
    A creer a su autor, las protestas convocadas obedecen a la acción de unos malos estudiantes, supuestamente compinchados como el PSOE, cuyos nombres, retratos y currículums incluye con  el descarado propósito de denigrarlos a ellos y a la causa que defienden. Cosa de que queden convenientemente marcados.
   No sé si con ello se inicia una recaída en modos dictatoriales, de naturaleza persecutoria, con el habitual fichaje de cabezas de turco para eludir los temas más obvios. Pero sí sé que con la defensa que le brinda La Razón, el señor Wert no necesita un solo crítico más para verse completamente al descubierto. Haría bien en dimitir, en retirar sus inhábiles manos de un mundo que no entiende y al que causa alergia.

lunes, 7 de mayo de 2012

LA VICTORIA DE HOLLANDE Y LA REVUELTA ELECTORAL GRIEGA


  Los franceses han traspasado su confianza a Hollande, hartos de los pases trileros de Sarkozy, lo que es una gran noticia. Bien entendido que sobre Hollande viene a cargarse una tremenda responsabilidad histórica. Podemos dar por descontado que los poderes oligárquicos que nos dominan intentarán, por medio de toda clase de chantajes y sofismas, intentar que no consiga alterar el status quo ni un poquito siquiera. Ya ha caído la bolsa, y no es más que el principio.
     Ojalá que Hollande mantenga el tipo, porque, si dobla la rodilla, de aquí a poco tiempo tendremos a la señora Le Pen en el Elíseo. Esperemos que sea un hombre más audaz y más serio que Zapatero, que no se limite a hacer a regañadientes lo que mandan los chantajistas, que no se limite a darles largas, porque en su país ya pasó la fase de la arrogancia neoliberal, y si falla, el sistema mismo quedará tocado, lo que sería una desgracia para Europa.
    Como ya he  dejado dicho alguna vez, esta crisis es una máquina de destruir partidos y sistemas políticos enteros.  Ya hemos visto lo que le pasó al PSOE de Zapatero, y ahora presenciaremos la grave enfermedad a la que está condenada la formación del hasta ayer arrogante Sarkozy. 
    En el caso griego, el daño ha alcanzado ya al sistema político. No hacía falta ser un genio para predecir la ruina del PASOK en manos del señor Venizelos, ni la ruina de Samaras, su asociado (al que de poco le va a valer que le regalen cincuenta diputados).  Yo mismo predije estos hundimientos sin salir de mi casa. El bipartidismo vendepatrias griego se ha consumido a sí mismo en tiempo récord, iniciándose una deriva imprevisible.
   Hay barbaridades que sólo se pueden hacer a fuerza de mentiras y de palos, pero no democráticamente. Y todavía estamos a tiempo para parar en seco a la Bestia neoliberal, democráticamente. Aunque el tiempo se acaba. Si no lo hacemos nosotros, no tendremos derecho a hacernos los sorprendidos cuando lleguen al poder la señora Le Pen o los del Amanecer Dorado.

miércoles, 25 de abril de 2012

EL REY DON JUAN CARLOS, EL ELEFANTE Y LA BESTIA


    El rey ha tenido el acierto de pedir perdón, sin dar muestras de tomarnos a mal que nos preocupásemos más por la integridad del elefante que por su regia cadera. Esto le honra, y le sitúa muy por encima de quienes se creen más allá del bien y del mal en temas bastante más graves que una excursión cinegética.
    Sucede cuando la corona se ve bajo la lupa de muchos. Y sucede cuando la clase política se encuentra con el prestigio por los suelos, algo perjudicial para la monarquía, directamente expuesta a la contaminación que se deriva del penoso fenómeno, y más ahora, estando sobre la mesa el caso Urdangarín, de cuyo poder contaminante ya hemos tenido pruebas en los periódicos, en los bares y en los taxis. Los republicanos y los derechistas resentidos se frotan las manos a la vez, con propósitos radicalmente opuestos.
    ¿Hemos llegado al fin de una etapa? ¿Se agota el tiempo de la Monarquía constitucional que suscribimos en 1978? Depende.
   Y depende, creo yo, de lo que haga don Juan Carlos,  a quien la historia le ha puesto delante un nuevo reto, sólo comparable al de la puesta en marcha y el feliz desarrollo de la Transición, 23-f incluido. Si sale airoso, habrá monarquía para rato, como la hubo hasta ahora, sin chispas, fricciones ni fealdades, con un punto de merecido orgullo. Y nos olvidaremos de Urdangarin, del elefante y de algunas cosas más.
    Pero el reto se las trae: se trata de que contribuya a poner límites a la bestia. Y por bestia entiendo, claro es, el capitalismo salvaje, que amenaza con destruir todo lo construido hasta la fecha. Y saldrá airoso con sólo que lo intente, con sólo que lo sintamos efectiva y seria y sostenidamente de nuestra parte.
     Si el rey se dejase seducir por la bestia –Dios no lo quiera–, si fuese visto –visión escalofriante– como compadre de dicha bestia, si perdiese contacto con las necesidades de la gente –como le ocurrió a su abuelo por su afición al tiro al pichón–,  si se pusiese al nivel de los peones de la bestia, acreditados ignorantes y vendepatrias, la monarquía se metería en un terreno intransitable.
     La historia está llena de monarcas sin el menor sentido de futuro. Pero don Juan Carlos lo tuvo, como tuvo sentido del Estado y de las proporciones, como supo arreglárselas para ser rey de todos los españoles y no de una camarilla prepotente. ¿Hemos de pensar que ha perdido facultades y que va a jugarse el destino de la monarquía en el casino de la banda neoliberal? Esperemos su respuesta, la única que cuenta.
    (Vista la correlación de fuerzas, no deberíamos apresurarnos a segarle la hierba bajo los pies en nombre de los ideales republicanos. Pues para hacer frente a la citada bestia hacen falta todos los ciudadanos de buena voluntad. También el rey.)

martes, 24 de abril de 2012

LO QUE SE TRAEN ENTRE MANOS IGNACIO WERT Y ANA MATO


   No sé con qué criterio han sido seleccionados para ocupar sus cargos,  sólo sé que ambos tienen formación sociológica, por lo que cabe atribuirles cierta conciencia sobre los efectos sociales –y humanos– de las medidas que están tomando.
     Ideas nuevas, ninguna: Están cumpliendo la hoja de ruta del capitalismo salvaje, trazada hace cuarenta años. Están implantando aquí el modelo que ya acabó con el Estado de Servicios en Estados Unidos, un modelo que deja a millones de personas sin asistencia médica a mayor gloria del negocio de unos pocos, un modelo que tiene a aquel país en retroceso, cargado de analfabetos funcionales, como acreditan las estadísticas, todas ellas alarmantes.
    Parece que el señor Wert y la señora Mato empezaron por admirar ese modelo, hace muchos años, llegando a considerarlo natural.  Ahora nos lo imponen,  todavía convencidos de su excelencia, sin percatarse de que todos sabemos, a estas alturas, qué  clase de sufrimientos y miserias trae consigo.
    Claro que en Estados Unidos se actuó con método, paso a paso, pues de repente y sin método no se habría podido imponer esa salvajada, ese atentado contra el bien común. Hubo tiempo de recortar un poquito por aquí, tiempo de hacer promesas, tiempo de hacer algunos obsequios, tiempo para propagandear. Cierta obras de ingeniería social no se improvisan. Por eso me estremezco al constatar que  nuestros dos sociólogos se atreven a copiar, sin más, ese modelo fracasado, de la noche a la mañana y sin la menor precaución política, basándose en el simple ordeno y mando. Si malo es el modelo, esta forma de aplicarlo es demencial.
   La asfixia de la sanidad pública no se debe exclusivamente a tales o cuales problemas económicos del momento, que se podrían afrontar, como es obvio, metiendo mano en otras bolsas.  Se debe a que interesa dar un fuerte impulso a la sanidad privada y liberar a los ricos y a las grandes corporaciones de la obligación de contribuir a mantener y elevar el nivel sanitario de la población.
    En cuanto a la asfixia de la educación pública, lo mismo, con el mismo desprecio por lo que se entiende por el bien común, con el agravante de que aquí se va contra la parte más joven y más sana, y por lo tanto contra el porvenir de los españoles, contra su desarrollo intelectual, científico y técnico. Se trata, una vez más, de dar alas a lo privado,  a costa de lo público, pero también –y sobre todo– de crear una sociedad clasista, en la cual el acceso a los más altos niveles del conocimiento quede reservado a los ricos, y como favor a quienes estén dispuestos a hacerles la pelota en todos los terrenos.
      ¿La crisis? ¡Ay, señor Wert, qué buen pretexto para imponer el plan Bolonia!  Pero no me diga que no sabe que estamos hablado de una brutalidad antiilustrada de la peor especie. ¿O ignora usted que va hacia atrás? Ni Cánovas del Castillo, ni Miguel Primo de Rivera, ni los republicanos, ni Franco, ni Suárez… entenderían lo que usted y la señora Mato se traen entre manos. Quizá sea esta su única originalidad.

viernes, 13 de abril de 2012

MÁS RECORTES, MÁS REFORMAS Y UNA CONCLUSIÓN

    Se nos ha hecho saber que los recortes no obedecen a presión exterior, sino que dimanan de un proyecto de reforma autóctono.
    A primera vista, uno puede creer que tal declaración ha sido inspirada por algún mago de la mercadotecnia, pendiente de salvar el patriotismo, la personalidad y el futuro político del recortador. Pero, ay,  se puede tomar en serio, al pie de la letra. Y entonces resulta que la cosa luce tal que así: el que hace los recortes los hace por militar en la misma escuela o banda de los que dictan los recortes desde fuera. ¡Acabáramos!
     No tiene sentido que nos molestemos  en ir  paso a paso, tratando de desentrañar los alcances del recorte de cada día, tratando de aquilatar su aristotélico sentido del equilibrio. Pues se apunta directamente al entierro de la sociedad en que hemos vivido, para dar paso a un modelo de sociedad tercermundista, de dominio descarado de una minoría sobre el común de las gentes.
    No es que los mandarines de dentro obedezcan a los de fuera,  como habíamos creído, es que pertenecen a la misma familia y comparten el mismo proyecto,  ya realizado a conciencia, con suma brutalidad, en otras regiones de este sufrido planeta.
    Como el proyecto es en sí mismo inconfesable, vergonzoso y –por usar el lenguaje al uso- invendible, cabe esperar que seremos mareados con toda clase de pases  trileros para que no veamos más allá de nuestras narices.  
    A tales juegos pertenece, por ejemplo, la apelación a la declaración de la renta del ciudadano. En los viejos tiempos, bastaba con echar un vistazo a la cara y a la indumentaria de un sujeto para clasificarlo…. Y  a ello volveremos en no mucho tiempo, previo período de clasificación en base a la citada declaración. 
   Si el sujeto no puede acreditar capacidad de supervivencia, ¿qué  sentido tiene darle una beca? ¿Si se le puede sacar algo de dinero por tal o cual servicio, por endeble que sea su base de sustentación, por qué  no sacárselo? Mientras se lo tiene desnudo, financieramente hablando, con todas sus cosas a la vista, también con sus vergüenzas, seguro que se queda callado, e incapacitado para levantar la vista hacia los altos estratos donde se juega a lo grande. 

lunes, 9 de abril de 2012

DE GUINDOS AVISA: NUEVOS RECORTES


    Tras la presentación de los presupuestos generales de la vergüenza en vísperas de la Semana Santa, y antes de que esta termine, el ministro De Guindos, el tecnócrata, ex Lehman Brothers,  se sincera a un periódico alemán, una técnica muy socorrida: habrá mas recortes, ahora en educación y sanidad, dos ámbitos ya castigados.
   La mecánica es siempre la misma. Tras el hachazo y las felicitaciones de Bruselas, vienen las nuevas presiones. Los mercados y la bolsa han demostrado que los sacrificios previstos, terroríficos para la gente, no garantizan nada, de modo que habrá que hacer más sacrificios. ¿Y cuál es el tope? Amigos: no hay tope. Ahora mismo, tras ceder lo que no se puede ceder, Grecia no está mejor sino peor, y se le van a pedir nuevos sacrificios.
    La lógica de los chantajes carece de tope, o mejor dicho tiene por tope el colapso del chantajeado. Europa no tiene un programa serio para sí misma, si descontamos el de desplumar a los endeudados, ya metidos en una espiral autodestructiva, espiral de la que los muy ricos y las grandes corporaciones están a salvo por principio, como acaba de demostrarse de manera brutal y chulesca.  
    ¿Y cómo continuar? ¿Echándole la culpa al PSOE? ¿Metiéndole más miedo a la gente? ¿Haciendo uso de policías y de jueces? ¿Convirtiendo a los que protestan en terroristas? ¿Haciendo promesas de imposible cumplimiento? 
    Es inevitable que uno se pregunte dónde están los parlamentos, el nuestro y el europeo…  Se supone que, al menos, deberían estar haciendo algo para moderar a los chantajistas. Es lo menos que se les puede pedir. ¡Que hagan honor a su función!  ¡Que digan algo! ¡Que protesten! ¡Que debatan alguna alternativa creíble!  ¿O debemos imaginarlos compinchados con los vendepatrias de turno, con los nuevos quislings? 

sábado, 31 de marzo de 2012

LA HUELGA GENERAL Y LOS PRESUPUESTOS DE LA VERGÜENZA

    Tras le hachazo a los derechos de los trabajadores, un hachazo que nos ha devuelto al siglo XIX, ¿qué esperaba el gobierno? ¿La felicitación de los afectados? La respuesta ha sido la huelga general que acabamos de vivir.  Y he aquí que esta huelga, tardía y modulada,  ha sido tildada de antipatriótica, de inoportuna, de contubernio sindical, de asunto de un PSOE resentido, de cosa de lunáticos...
     Sobre la marcha, en caliente, el gobierno nos hizo saber que la reforma del mercado de trabajo es "imparable", y que no modificará un ápice su política. No he oído una sola palabra calmante, ni el más pequeño gesto de comprensión. De forma que, de entrada, parece que se les quiere dar la razón a quienes ya han dejado de creer que por medios convencionales  se pueda influir ni un poquito siquiera en el ánimo de los que están arriba.
    La señora Aguirre ha llegado al extremo de decir que los sindicatos, “como el muro de Berlín”, se encuentran en fase de derribo, con lo que quiso decir que no valen nada y que la huelga ha sido un fracaso. Este es el  punto de vista que la prensa amarilla se empeña en dejar bien sentado.   Me parece lamentable: así se falta tanto a la verdad como al respeto debido a los sindicatos y a los huelguistas. Me da grima tanta arrogancia y tanta frivolidad, tanto desprecio por el dolor del ciudadano de a pie.
    Seguidamente, en vísperas de Semana Santa, cuando se supone que la gente está distraída, como viene siendo norma,   el siguiente hachazo: se dan a conocer los presupuestos generales del Estado, con drásticos recortes en áreas delicadas, que ya venían deprimidas, desde la Educación a la Sanidad, y con un fatídico tijeretazo a los fondos destinados al benemérito cumplimiento de la Ley de Dependencia. Bastarían  estos recortes para considerarlos los presupuestos de la vergüenza, pero es que además tienen dos particularidades odiosas, pues obedecen a un chantaje exterior y, encima, expresan que se ha renunciado de plano a invertir en medidas que impulsen el crecimiento, lo que enmarca la reforma laboral en un panorama desolador. 
     Desde el punto de vista del ciudadano de a pie, resulta que el Estado no es más chico ahora, pues ejerce hacia abajo una fuerza aplastante, y que por estado mínimo debemos  entender un Estado puesto al servicio de oligarcas próximos y remotos. 

lunes, 26 de marzo de 2012

UNA CENITA CON MR. CAMERON


    Acaba de saltar a la luz una modalidad de participación activa en la conciencia del premier británico. Resulta que por “sólo 250.000” se puede cenar con él en Downing Street, se diría que a la luz de las velas, y contar además con la presencia de George Osborne, el ministro de Finanzas. Siempre, claro es, con la disculpa de que el dinerillo se destinará a la financiación del partido conservador.
     La noticia es escandalosa, pero no de tipo sorprendente, porque hace tiempo que el sistema nervioso de la democracia ha sufrido un cortocircuito, siendo lo demás, estas cenitas y la bajada de impuestos a los ricos, la consecuencia inevitable.
    Aunque trate de hacerse el distraído para no respirar el mal olor y para hacerse cargo de los imperativos de la supervivencia, el ciudadano normal recibe todos los días, en la cara, abundante información sobre las enormes sumas de dinero contante y sonante que circulan y se intercambian alegremente por encima de su cabeza. Cameron saldrá del paso de cualquier manera, con ayuda de sus sofistas de cabecera, y el caso acabará naturalmente en nada. Ahora bien, es inevitable que uno se pregunte cuánto tiempo más se podrán seguir manteniendo las apariencias. Nuestros primates no experimentan el menor escrúpulo de conciencia, y ningún reparo estético tampoco, y se dedican, sin más, a chulear al ciudadano normal. Me parece una irresponsabilidad por su parte. Y me parece trágico, si tenemos en cuenta lo mucho que costó atemperar los odios de clase, si tenemos en cuenta la cantidad de ruedas de molino que nos hemos tragado a espera de que dichos primates recapaciten.

sábado, 24 de marzo de 2012

HUELGA GENERAL Y PATRIOTISMO

   He oído decir que ir a la huelga el día 29 no es patriótico, que lo patriótico es trabajar ese día… No he podido quedarme callado y ha habido una discusión. Me ha sido dicho, acaloradamente, que el derecho de huelga debería ser regulado, léase limitado, de acuerdo al capricho de la CEOE. La discusión ha subido de tono, tanto que ha sido mejor darla por terminada, e incluso por no sucedida.
     Ya sé que algunos de nuestros primates se verían muy complacidos si las huelgas fueran imperceptibles, si las manifestaciones no ocasionaran ni la menor turbulencia, si el llamado cuerpo social encajase todos los golpes como un saco de arena y no como un ser vivo. Pero no sé como pueden ser tan arrogantes, tan brutos. ¡A estas alturas de la historia!  Y les diré que hacen muy mal cuando se atreven a apelar al patriotismo, pues, planteadas las cosas en términos patrióticos, ellos mismos tendrían que declararse en huelga también, y dejar de actuar al dictado de poderes supranacionales a los que el bien común les importa un bledo.
     

martes, 20 de marzo de 2012

VENIZELOS, UN CASO PREOCUPANTE

   El caso de Evángelos Venizelos me da mucho que pensar.  Primero, ministro de Defensa, luego ministro de Hacienda… y ahora nuevo presidente del PASOK, el partido socialista griego, fundado en 1974 por Andreas Papandreu.
     Se dice que Venizelos ha sido elegido democráticamente por los militantes de dicho partido, pero no cabe pasar por alto que era el único candidato, y así cualquiera. Lo que yo no consigo entender es que precisamente haya alcanzado la presidencia del partido el hombre a quien todos hemos visto rendir pleitesía al Comité del Dolor. Sólo un 16 por ciento de los griegos se fían  a estas alturas del PASOK, lo que es muy comprensible si se atiende a su comportamiento objetivo. No sé que esperan las cabezas pensantes del PASOK del señor Venizelos, que ya ha dado de sí todo lo que cabe esperar de él y de esa forma de entender la “responsabilidad” que ya se comió todo el prestigio del infortunado Yorgos Papandreu. Políticamente hablando, Venizelos es un cadáver, por muy alta estima que merezca a los chamuscados líderes de su partido y a los  compadres de Bruselas.
    El caso me preocupa porque, como ha he dicho alguna vez, esta crisis se está comiendo a los partidos con responsabilidades de gobierno –y al entero sistema político– sin que me haya sido posible detectar el menor gesto defensivo por parte de dichas cabezas pensantes, pendientes de sus propios asuntos y extrañamente insensibles a las necesidades de sus votantes.
    El encumbramiento de Venizelos a la presidencia del PASOK constituye una invitación a la automática radicalización de la izquierda, porque sólo los despistados y los desmemoriados se creerán sus  guiños a la socialdemocracia, todos ellos indignos de crédito. Y recuérdese  que la colaboración de la derecha con fuerzas transnacionales representa una invitación al extremismo por el lado contrario. Nos encontramos ante una crisis de representación, de curso  inquietante. Ojalá me equivoque.

domingo, 18 de marzo de 2012

¿GEORGE CLOONEY, ARRESTADO?


     Pues sí. ¿Y por qué? Por desobediencia civil. Pasó tres horas a la sombra y  tuvo que depositar 100 dólares de fianza para recuperar la libertad. Por el mismo trance han pasado el padre del actor y el hijo de Martin Luther King. Todo por manifestarse pacíficamente ante la embajada de Sudán, en demanda de que se ponga fin a los inhumanos atropellos que sufre la población de ese país. Así va el mundo.
    Y sin ir más lejos, aquí acaban de imponerle una multa de 2.000 euros a un jubilado de apellido Rebollo, por manifestarse a favor de Garzón, al parecer provisto de un megáfono.
     Los casos de Clooney y Rebollo no puede considerarse menores o meramente anecdóticos. El sistema está generando poderosos anticuerpos contra los derechos civiles más elementales. Y es que el poder, ya  en fase descontrolada, ya caído en la irracionalidad, no tiene ni la menor intención de respetar a los indignados de aquí o de allá, y menos aun de escucharlos. Quizá no se de cuenta de que en ello le va su propia cordura, y por supuesto su humanidad. Malos tiempos se avecinan.

domingo, 11 de marzo de 2012

GRECIA SEGUIRÁ HUNDIÉNDOSE

    He oído palabras de entusiasmo por  el resultado de las negociaciones encaminadas a la “reestructuración” de la deuda griega, por la mágica “quita” que supuestamente ha venido a salvar a Grecia y al euro del desastre. No seré yo quien suelte un suspiro de alivio, pues en vista de que, en última instancia, sólo se han salvado los intereses financieros, nuevamente a costa de la gente, con un alambicado sistema que permitirá a los bancos acreedores deshacerse de papeles sin ningún valor para recibir dinero fresco y toda clase de garantías con respecto a los nuevos papeluchos, veo el panorama negro. Grecia seguirá hundiéndose, y nosotros con ella.
    No por azar, se habla ya de las nuevas inyecciones de dinero que necesitará el infortunado país en el futuro inmediato, no para crecer sino para pagar a los usureros, lo que indica que el chantaje al pueblo griego está lejos de haber terminado. Y es preciso seguir de cerca lo que le sucede a este pueblo, para entender lo que nos pasa, pues, hablando seriamente, estamos en las mismas, en otro espacio, en otra fase, pero en las mismas.
     Se demuestra que las buenas gentes no cuentan para nada ante el imperio de los mercados, a los que se ha sumado Bruselas, en calidad de cómplice numero uno. Como proyecto político Europa está acabada, lo que me causa un dolor indecible. El caso griego, así como el nuestro, me recuerdan la genialidad de ciertos parásitos, capaces de dejar a un animal en los huesos sin llegar a matarlo, pues de él viven, bien entendido que ahora estoy hablando de parásitos que no han demostrado atenerse a ningún límite.
   ¿Qué pasará entonces? Pues lo que ya ocurrió en el pasado, tras la Gran Depresión.  Visto lo visto, ya al borde del estrangulamiento, ya cansados todos de esta galopada nihilista amparada bajo  la autoridad de Adam Smith, según la versión de Friedman, habrá quien vuelva los ojos hacia  Lenin, por la izquierda, y quien la vuelva, por la derecha, al mismísimo diablo. ¡Y con razón!  Tal es la necedad suicida de los dueños de la situación, hórreos de conocimientos históricos, y hasta creídos, por haberse tragado su propia milonga, de que la historia misma se  terminó hace unos años a su entera satisfacción. La historia acelera y las palabras sensatas sólo encuentran oídos sordos como una tapia. Que lo inteligente y lo europeo era no dar razones a esas regresiones extremas lo sabía cualquiera con dos dedos de frente, pero hay gente importante que tiene menos neuronas que un parásito.

martes, 6 de marzo de 2012

SOBRE "RECUPERACIÓN" DE LA ECONOMÍA NORTEAMERICANA


   He oído alguna voces que celebran la recuperación de la locomotora norteamericana.  ¿Se invierte la tendencia catastrófica? Sí, me dicen, frotándose las manos, pues se están creado doscientos mil puestos de trabajo por mes, lo que no es poca cosa en los tiempos que corren. Pero yo sólo veo en trance de cumplimiento la ley de la jungla, el retorno a lo más sórdido del siglo XIX.
     Hace dos años, reflexionando sobre el hecho de que la Mercedes Benz hubiese optado  por montar una fábrica en Estados Unidos, escribía yo lo siguiente: “Como es sabido, el Tercer Mundo está creciendo dentro de las sociedades antes llamadas “opulentas”, donde, desde hace tiempo, las buenas gentes penan por el “privilegio de ser explotadas”, como ya denunció Himkelamert. La crisis en  curso no ha hecho sino agravar el fenómeno, que más pronto o más tarde pondrá en entredicho la legitimidad de todo el sistema político en el que algunos viven todavía muy confortablemente. Paul Krugman  ha dejado caer que en España, no siendo posible devaluar la moneda como antaño, no nos va a quedar más remedio que devaluar el trabajo, lo que,  desgraciadamente, añado yo, implica una devaluación de las personas que necesitan trabajar para comer. ¿Hasta qué punto hay que llegar? Eso no lo dijo, pero está bastante claro: Los trabajadores españoles deberíamos depreciarnos hasta equipararnos a los trabajadores chinos… Si tal cosa se impusiese en plan ricardiano, los señores inversores, raza estupenda, volverían a entusiasmarse con nosotros, tan mansos, tan puntuales, tan buenecitos, tan tirados. El mundo va lanzado por ese infame camino. Tomemos nota:  Mercedes Benz ha optado por traspasar parte de su producción a Estados Unidos, donde el crecimiento del Tercer Mundo ha creado inmensas bolsas de trabajadores a precio de saldo… La lógica de este sistema oligarco-coroporato-cleptocrático no perdona ni siquiera a los ciudadanos de la potencia hegemónica, un serio aviso para caminantes.”
    La cosa se las trae. Porque ya no estamos hablando sólo de la Mercedes. Los mismos pasos han seguido, acabo de enterarme, Toyota, Volkswagen y Electrolux… ¿Y por qué parte de Estados Unidos se sienten atraídas estas compañías? Naturalmente, por el Sur, por la vieja  tierra de los esclavistas de los algodonales. Y es que por ahí no hay sindicatos y los salarios son un 40% inferiores a los del Norte y del Medio Oeste. 
    Y hacia el Sur van los que no tienen trabajo. Queda claro para qué sirve tener cuarenta y siete millones de pobres, 14 millones de personas de pensionistas en la red de alcantarillado, no se cuántos desahuciados o residentes el improvisados poblados de tiendas de campaña. Prefiero abstenerme de hacer comentarios.    

lunes, 27 de febrero de 2012

LA ABSOLUCIÓN DEL JUEZ GARZÓN

    El  Tribunal Supremo acaba de absolver al juez Baltasar Garzón en el juicio que se seguía contra él con motivo de su intento de juzgar los crímenes del franquismo. Llega esta sentencia absolutoria cuando ya se ha visto inhabilitado por su instrucción del llamado caso Gürtel.  Así pues, este resultado afecta menos al juez que a la causa contra dichos crímenes, que quedará en una especie de limbo.
     A juzgar por el alto tribunal, Garzón habría cometido algunos errores, nada más, y no ve motivos para castigarle. Ya es algo. Pero me llama mucho la atención la diferente tipificación de los delitos. Donde Garzón veía crímenes contra la humanidad, el Supremo ve simplemente “delitos comunes de acuerdo con los tipos penales contemplados en el Código penal de la época”, es decir, delitos prescritos y, en todo caso,  liquidados por la amnistía preconstitucional de 1977.
     He seguido de cerca este  doloroso asunto. Escribí un libro titulado La causa contra Franco. Juicio al franquismo por crímenes contra la humanidad (Planeta, 2010), vivamente impresionado por la polémica suscitada por el auto del juez Garzón.
     La opinión se dividió entre partidarios y detractores de Garzón, acusado por estos, ruidosamente, de saltarse a la torera las leyes no escritas de la Transición, de reabrir viejas heridas y de un comportamiento parcial, a favor de los perdedores de la guerra civil y, por lo tanto, hiriente para los vencedores.
     De pronto, volví a oír declaraciones en el sentido de que más crímenes habían cometido los republicanos, o en el sentido de que los unos y los otros habían cometido crímenes similares, como si las culpas se dividieran al cincuenta por ciento,  que parece ser la versión de las personas bienpensantes. Yo creía que algo habíamos madurado y me llevé una desagradable sorpresa, al toparme con la vieja visión maniquea de nuestra desdichada guerra civil.
    En su auto de 2008, Garzón denunciaba la existencia de “un plan sistemático y preconcebido de eliminación de oponentes  políticos a través de múltiples muertes, torturas, exilio y desapariciones […]  de personas a partir de 1936, durante los años de la guerra civil y los siguientes de la posguerra, producidos en diferentes puntos geográficos del territorio español”, de donde se desprendía la evidencia de que estábamos ante crímenes contra la humanidad. Esta apreciación hiere, por supuesto, la sensibilidad de los herederos del franquismo, que ven saltar por los aires la justificación moral del llamado alzamiento.
     Mi investigación me llevó a confirmar la afirmación del juez, e incluso a señalar que el plan era también de remodelación de la sociedad, en todos los planos, y a concluir que, para acabar  fusilado, preso o destruido, no hacía falta ser un “oponente político”. Innumerables inocentes se vieron tratados como si no fueran seres humanos. Lo que, por supuesto, no quiere decir que todos los franquistas fueran conscientes de la operación en marcha. Muchos se pusieron de parte de Franco por creer que, como un golpista común, se proponía poner orden y poco más, como le pasó al mismísimo Unamuno, que tardó en comprender que aquello no se parecía en nada a lo hasta entonces conocido.
    Hubo, en efecto, un plan de exterminio, encaminado eliminar a todas las personas que podían representar un obstáculo para el plan de saneamiento que los generales Mola y Franco se habían trazado, un plan ciertamente sanguinario, inspirado en el principio de “cortar por lo sano”, esto es, sin discriminar entre “culpables” e “inocentes”,  un plan que se vio completado por una neutralización de los oponentes, tanto reales como imaginarios, y por la totalitaria voluntad de controlar las conciencias por medio de la religión, la educación  y la prensa, voluntad a la que el Régimen se atuvo desde su principio hasta su final.
      No hay muchos documentos en los que se dejase constancia del plan, aunque hay algunas piezas que no se pueden pasar por alto (por ejemplo, las instrucciones reservadas de Mola, o las confidencias recogidas por Farinacci, en las que este general le habló de eliminar a un millón de españoles). No es extraño.  Ciertas cosas no se suelen poner por escrito, ni decir tan alegremente. Todavía no ha aparecido un documento firmado por Hitler con la orden de enviar a los judíos a las cámaras de gas. Y no aparecerá. 
      Por eso los hechos, tal como los conocemos, son tan importantes. Y estos hechos nos indican que la represión salvaje y la represión reglada en el campo franquista no  servían al simple propósito de poner orden o de vencer en la contienda.  Se fue, desde el principio, mucho más allá, sin ningún ánimo de reconciliación. Porque no se trataba de llegar a un consenso, a un nuevo equilibrio. Se trataba de aplastar a la mitad indeseable, razón por la cual acabaron contra la pared y en las mazmorras del nuevo régimen tantas personas inofensivas, simples liberales e innumerables personas de la llamada clase baja, sospechosas  de entrada y para siempre. Se trataba de rehacer la sociedad, tras una limpieza en profundidad, tarea desmesurada, muy en la línea de las brutales operaciones que se presenciaron en los espacios coloniales y en los dominios de Hitler y de Stalin, operaciones en las que debe ser inscrito el plan que nos ocupa, casi inconcebible desde la perspectiva actual.
     Para mí, Garzón estaba cargado de razón al hablar de un plan sistemático de eliminación de adversarios políticos y, por la amplitud de su aplicación, cargado de razón también al colocarlo entre los crímenes contra la humanidad.  Tratar de atenuar su acusación por el procedimiento de señalar los crímenes del lado republicano no conduce a ninguna parte, pues no fueron patrocinados por las autoridades, como sí ocurrió del lado nacional. Tampoco se extendieron en el tiempo de manera comparable.
     Me  ha sido dicho que la izquierda tenía un plan maximalista no menos atroz. No dudo de que en ciertas cabezas de la extrema izquierda había un plan así, de cuño marxista-leninista, y hasta sugiero que el plan franquista fue una copia particular de ese plan en sentido contrario, pero  niego  que estuviera a punto de producirse un golpe maximalista de extrema izquierda (lo que no pasó de ser un bulo basado en documentos tan apócrifos como perversos que deben figurar, técnicamente hablando, entre los preparativos del golpe).
     También he oído decir que la guerra civil empezó en 1934 con la revolución de Asturias. Pues no, empezó en julio de 1936.  No se puede poner al mismo nivel la acción de los mineros asturianos de 1934,  o la rebeldía desesperada de los familiares y amigos de Seisdedos, y  la sublevación de 1936.  He aquí que los sublevados de 1936 eran precisamente las personas a las que una sociedad libre había confiado el uso legítimo de la fuerza. Una confianza que traicionaron de manera alevosa, dando por acabado el orden público e iniciando un viaje a lo desconocido, plenamente conscientes de que lo que se traían entre manos costaría torrentes de sangre y ríos de lagrimas.
    Es de hacer notar que, hasta entonces, precisamente porque esas personas habían cumplido sus obligaciones, ninguna intentona revolucionaria había podido prosperar. La República las había sofocado, y habría seguido sofocándolas de no mediar la sublevación de sus fuerzas armadas. El cuadro se oscurece más todavía cuando se reconoce que estos sublevados actuaron de común acuerdo con una derecha que, desgraciadamente y salvo honrosas excepciones, era antiliberal y antimoderna de pies a cabeza. Sin  la acción de los primates de esa derecha, no habría habido en julio ninguna sublevación.
    Y es inevitable hacer notar que la sublevación de 1936 y el plan maximalista concomitante cayeron sobre los españoles precisamente cuando, tras la victoria del Frente Popular,  esa derecha temía que por vía democrática se llegase a un reparto de la propiedad y de la riqueza en general, esto con criterios de justicia social y eficiencia económica, justo lo que ella había rechazado de plano durante décadas, más pendiente de sus egoístas intereses que del bienestar de la nación. Y es inevitable hacerlo notar porque no es lo mismo sublevarse contra el orden establecido con ánimo de preservar los propios privilegios que salir en defensa de la justicia social cuando el ataque de los privilegiados ya ha dado comienzo.
     Nuestra modélica Transición hubiera sido imposible si los vencedores y los derrotados no hubieran hecho un esfuerzo supremo, a favor de la concordia. Y creo que el Supremo tiene su parte de razón al afirmar que la Ley de Amnistía preconstitucional fue una pieza clave en aquel proceso, necesariamente imperfecto.  Pero me parece que a estas alturas deberíamos haber progresado más en la comprensión del drama que afectó a nuestros padres y abuelos y, de forma menos clara, a nosotros mismos, en aspectos que a veces ni siquiera sospechamos.  La dificultad es grande, desde luego, pero hay que hacerlo, mirando de reojo las dificultades que, por ejemplo, los alemanes, los italianos y los franceses han tenido y tienen al respecto.
     Lo peor es la negación de la responsabilidad, pues la sociedad queda desamparada ante las eventuales repeticiones catastróficas.  No se puede sustentar una convivencia sana sobre la desmemoria, ni sobre las visiones angélicas y mitificadas del pasado que a uno le tocó en gracia. Y entiendo que el auto del juez Garzón, aunque no haya podido prosperar, ha venido –mérito inmenso el suyo– a poner a plena  luz la enorme tarea pendiente. Y no me cabe ninguna duda de que el Estado debe dar una respuesta satisfactoria a las denuncias sobre los 114.266 desaparecidos que todavía pesan sobre su conciencia. Alguien tendrá que retomar, para ello, el trabajo que Garzón se ha visto obligado a abandonar, y por el que merece mi apoyo y solidaridad (http://congarzonylaverdad.blogspot.com/)

domingo, 26 de febrero de 2012

EL MOMENTO HISTÓRICO

    Se caracteriza por la ausencia de un proyecto positivo, en el que se incluya el necesario propósito de enmienda. Naturalmente, nadie nos va a decir “os desplumaremos, eso es todo lo que os cabe esperar”, pues vivimos en la era de la mercadotecnia política, cuyo compromiso con la verdad es nulo. Y podemos dar por seguro que los magos de dicha mercadotecnia saben muy bien que hay cosas que mejor no mencionar, pues sería contraproducente para sus maniobras. De ahí que no se mente la cohesión social, ni la igualdad de oportunidades, conceptos en sí mismos perturbadores para la buena marcha de los negocios.
      ¿De qué va esto? De la revolución de los muy ricos, que nada tiene a ofrecer a los que no lo son. En palabras, Michael Hudson, profesor de Economía de la Universidad de Missouri,  somos víctimas de  “un golpe de Estado oligárquico por el que los impuestos y la planificación de la economía y el control de los presupuestos están pasando a manos de unos ejecutivos nombrados por el cártel internacional de los banqueros”. Así de claro. Y esto ya no hay genio que lo maquille, que lo endulce o que lo venda. Es algo que se impone, sencillamente, por las malas, violentamente, como acaban de constatar unos muchachos valencianos ante la estupefacción de la ciudadanía, o unos niños, súbitamente obligados a presenciar la incautación de los pupitres y hasta de los dibujos.
     En 1941, grandes recursos humanos se movilizaron en nombre de la doctrina de las cuatro libertades –libertad expresión, de culto, contra la miseria y contra el miedo–, por la que mucha gente estuvo dispuesta a sacrificar su vida y a la que debemos la parte más noble del orden que se está yendo al carajo.
    Es algo que nos queda tan lejos que el otro día, al mencionar yo dicha doctrina, un oyente de buena fe creyó que me refería a otra doctrina de las cuatro libertades que sí que anda por ahí (libre circulación de mercancías, la libre circulación de trabajadores, de servicios y de capitales). Ya pueden reunirse los primates de Bruselas, ya puede reunirse el G2O, da igual. La técnica consiste en dar largas y en no ponerse de acuerdo en nada positivo. 
     A los pueblos no se les transmite ni la menor esperanza. No sabemos de ningún grupo de sabios puestos a trabajar al servicio de alternativas sensatas y prometedoras.  Si los dirigentes de la humanidad sólo son capaces de bailar como osos de feria según las indicaciones del Comité del Dolor (financieros, banqueros y empresarios), si lo único que se les ocurre es que nos apretemos el cinturón, vamos hacia una catástrofe social y política, pues hay retos aun más serios que darle el gusto al Comité, si pensamos en el calentamiento global, en la contaminación, en los problemas alimentarios y energéticos. Creo que la humanidad no ha estado nunca en manos de un poder tan asombrosamente cutre.

domingo, 19 de febrero de 2012

LA REFORMA LABORAL COMO VICTORIA

      Duele decirlo, pero la infame reforma laboral que nos acaba se ser impuesta es una gran victoria, entre otras pasadas e inmediatamente venideras, de la revolución de los muy ricos, iniciada a principios de los años setenta. La siguiente cota a alcanzar es la laminación del derecho de huelga, a juzgar por los globos sonda.
     El Comité del Dolor (integrado por banqueros, financieros y grandes empresarios) se ha salido con la suya, como era de prever. La Comunidad Europea hace tiempo que abdicó de su razón de ser y de los valores sociales en que habíamos depositado nuestras esperanzas. Hemos regresado al siglo XIX, a las coordenadas de Ricardo, Malthus y Spencer, revelándose la crisis como lo que es, un simple pretexto para acabar con el compromiso con el bien común. Como ya he dicho en este blog, volveremos a ser apetitosos cuando no valgamos nada, cuando nos vean arrastrarnos por el barro en pos de un euro o un dólar.
     Y no son sólo los derechos del trabajador los que se acaban de ir por el sumidero de la historia.  Sépase que la reforma nos hará daño en el alma y en el cuerpo, no sólo en el bolsillo. Y sépase que hará un daño irreparable al sistema político, pues por el mismo agujero se va ese bien precioso llamado legitimidad.  Cuando el poder se vuelve contra el bien común, el resultado es inevitablemente catastrófico.  
    Los defensores de esta reforma se dividen en dos clases de personas, las malvadas, que apuntan desvergonzadamente a una sociedad dividida entre ricos y pobres, entre tiburones y sardinas, y las memas, gentes que ni siquiera adivinan las consecuencias humanas y políticas de semejante retroceso, gentes que no saben una palabra de historia, gentes que han llegado a detentar “puestos de mando”  por su ignorancia y su servilismo, gentes propensas a creerse sus propias mentiras y, por tanto, no menos peligrosas que las malvadas.
      El nuestro es un pueblo de elevado sentido cívico, no exento de memoria histórica, un pueblo experimentado, poco dado a las aventuras por venir escarmentado. Pero ha tenido que salir nuevamente a la calle, para rechazar este trágala. No entra dentro del guión que el Comité del Dolor se inmute por ello, como tampoco el gobierno, que ahora tiene a gala presumir de gran firmeza,  lo que me  impone negros presentimientos.  Primero se agota la legitimidad, luego la paciencia. Es regla fatal.
       Aprovechándose del desfallecimiento del PSOE, consumido por la fase precedente, la señora Cospedal no duda  en afirmar que el PP es el partido de la clase trabajadora. ¿Pero se va a alguna parte con bizarras declaraciones de este tipo, como la que ha venido a definir esta reforma –en plan semiblíblico– como "buena, justa y necesaria"?  Yo no lo creo, como tampoco creo que nadie se vaya a conmover por los topes salariales impuestos a ciertos ejecutivos que, en todo caso, seguirán ganando cien veces, e incluso seiscientas veces más, que el trabajador de a pie.  Se demanda de nosotros un enorme sacrificio sin ninguna contrapartida, con algunas promesas de imposible cumplimiento a juzgar por la jugada. Churchill pudo excitar la fibra heroica de sus compatriotas desde la verdad, porque se jugaban la libertad y la dignidad ante los nazis. Por eso surtió efecto su "sangre, sudor y lágrimas". Pedir no sé que espíritu de sacrificio para darle el gusto a unos timadores y a unos rufianes no tiene ningún sentido, salvo que se trate de irritar a la gente.
      Hasta ayer mismo, las lamentaciones venían sólo del campo socialista, y ahora las oigo también en el campo vecino… Votantes del PP, ayer arrogantes, empiezan a asustarse y a hacerme partícipe de inquietudes personales de lo más comprensibles. E incluso me ha sido dicho que da náuseas el genuflexo comportamiento de la derecha española ante el señor Rehn y otras autoridades foráneas, una especie de giro sarcástico de la historia.  En fin, ya he  escrito que, si ayer le tocó al PSOE, ahora le toca al PP. El programa del Comité del Dolor parece diseñado a propósito para destruir partidos y sistemas políticos enteros.

martes, 14 de febrero de 2012

“SOCIALISTAS DE ÉLITE”

     Así se titula el libro de Javier Chicote, subtitulado “Felipe y los felipistas. De Suresnes al club del millón de dólares” (La esfera de los libros, 2012), un trabajo de muy recomendable lectura,  aunque  deprimente.
     Más que los nombres y apellidos y el montante de las ganancias, sin duda espectaculares, lo que me llama la atención es el fenómeno en sí mismo, que no dudo en poner en directa relación con la poquedad del socialismo que nos ha tocado en gracia, caracterizado por una perfecta adecuación a los requerimientos oligárquicos nacionales, europeos y atlantistas.
     Algo parecido ha ocurrido con los socialistas de otras latitudes, no menos acomodaticios, como acreditan los casos de Mubarak, Schröder y Blair, miembros distinguidos de la Internacional Socialista.
      No se trata simplemente de un asunto de personas, pues cabe hablar de un síndrome –el síndrome del socialista pudiente–, cuyo padecimiento algunos llevan con cierto disimulo, pues, como es natural, quieren seguir siendo “socialistas” ante las buenas gentes…  y ser invitados como tales socialistas a las tenidas del Club Bilderberg  y a tomar asiento en los consejos de administración, donde les cabe esperar un trato cuasi preferente. 
     No hay que confundir a  las víctimas de este síndrome con los socialistas  no pudientes que se han pasado a la derecha ostentosamente con aires de haber descubierto el Mediterráneo. Aunque no quepa ni la menor duda sobre que tanto aquellas como estos  trabajan en sentido socialmente retrógrado, con sus particulares intereses por  referencia suprema. Hace tiempo que los poderosos han descubierto las enormes ventajas que se derivan de tratar con mimo tanto a los enfermos como a los no enfermos.
    Nada nos puede sorprender que los sistemas políticos se hayan desplazado hacia la derecha en  todas partes, como oportunamente señaló James Petras.  Lo que sí me sorprende es con qué facilidad, como me sorprende el caso de nuestros socialistas, y me preocupa, y mucho, ya de cara al porvenir, pues el “no nos representan” también ha ido por ellos.
     La gente empieza a cansarse del juego.  Hay muchos votantes socialistas que se sienten burlados y estafados, y a ellos no bastará con decirles “he entendido el mensaje” o cosa parecida,  ni  les resultarán suficientes los avances referidos a la igualdad de género, a los matrimonios homosexuales y al aborto, si se dejan intocados los asuntos económicos más serios y perentorios, en los que no le va a bastar al PSOE ir dos pasos por detrás del PP por el mismo camino de perdición.
     También me sorprende que no haya excepciones claras, personalidades de referencia, insobornables, capaces de decir algo, de mantener el rumbo, algún legítimo continuador de Pablo Iglesias. Es como si, por así decirlo, a nuestro socialismo le hubiera faltado su Fraga Iribarne, esto es, un líder capaz de evolucionar y de adaptarse al espíritu de los tiempos pero sin pasarse de rosca, sin entrar en contradicción consigo mismo y con sus seguidores, un líder desprovisto de la tendencia al enriquecimiento fácil, bien armado desde el punto de vista intelectual,  sin complejos…  De seguir las cosas así, habrá que admitir que la derecha ha  sobrellevado  su necesaria puesta al día con menos daño para sus líderes que lo ocurrido en el campo de la izquierda. Los líderes de esta han acabado extrañamente irreconocibles. Una desgracia, sin duda, sobre la que habrá que reflexionar.  

domingo, 12 de febrero de 2012

EL HACHAZO A LOS DERECHOS DEL TRABAJADOR

   De aquí en adelante el trabajador se verá completamente indefenso ante el patrón de turno, en estricta aplicación de las recetas neoliberales. Por mucho que se intente disimular, esta es la cruda realidad, en abierta contradicción con el espíritu y la letra de la Constitución que nos dimos en 1978.  Vivíamos –o creíamos vivir– y así lo enseñábamos a nuestros hijos en un “Estado social y democrático de Derecho” (Artículo 1º),  y ya no hay tal.  Esto es gravísimo, porque afecta a la legitimidad del sistema, y desde luego porque no se puede exponer  en las escuelas so pena de dar asco. Asistimos a una nueva victoria de la revolución de los muy ricos, que viene crecidísima y que, no conforme con las posiciones conquistadas, ni siquiera se toma la molestia de esconder que la escalada está lejos de haber terminado. ¡Pobre España, pobre Europa y pobre Humanidad!
    En lugar de un “Estado social”, término  entrañable para todos (también para los franquistas reciclados o no), tenemos un Estado antisocial; en lugar de un Estado democrático, tenemos un Estado controlado por unas camarillas oligárquicas integradas por personajes de peor catadura moral que los señores feudales de antaño.
     A la angustia económica, ya instalada en nuestra sociedad, se va a sumar, de aquí a nada, una atroz angustia política, con una crisis de representación que no habrá mago de la mercadotecnia capaz de disimular.  Véase lo que le ha pasado al PSOE; ahora le toca al PP, cuyos votantes tampoco son de goma.
     Y lo irónico del caso, es que no había que ser un adivino para verlo venir. La lógica subyacente se encuentra muy bien descrita en el libro de Naomi Klein, El auge del capitalismo del desastre. Es inútil que tratemos de llamarnos a engaño. Ya no somos espectadores sino víctimas.