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miércoles, 28 de septiembre de 2011

EL PEZ GRANDE SE COME AL CHICO

    Como era de temer, los más débiles están siendo abandonados a su suerte.  Nada más vergonzoso que dejar de pagar a las personas que se ocupan de cuidar a enfermos y discapacitados, y se está haciendo con increíble descaro… ¡Cómo si por realizar tan noble tarea cobrasen un salario astronómico! ¡Por favor! Hasta los médicos se encuentran en el punto de mira...
    He aquí una prueba más de la barbarie neoliberal. El contrato social se puede considerar roto, pisoteado a la vista de todos.  Ya hemos entrado en la fase de la crueldad, con la consiguiente pérdida de legitimidad. No hay mayor tragedia para una democracia.
    En vista de lo que está sucediendo no hay más remedio que prestar muchísima atención a lo que se hace con nuestro dinero.  Aquí el único problema no ha sido el de la socialización de las pérdidas.
   ¿Por qué se dan graciosamente 400 millones de euros de subvención a la CEOE si ni siquiera hay dinero para atender a los ancianos y los minusválidos? ¿Es de recibo que se entreguen 10 mil millones de euros a la Iglesia todos los años? Es razonable que el gasto militar ascienda a 17.244 millones anuales, sin olvidar los 25.000 millones en compras de material a crédito?  Por medio de las SICAV, empresas que han obtenido suculentos beneficios, del orden de los 8.000 millones de euros, se han  limitado a pagar 500 millones de euros en impuestos, en lugar de los 1.750 millones que habrían tenido que pagar si no contasen con esa bula para evasores. ¿Es normal, es decente? 
    ¿Por qué no se habla de meter la tijera donde a nadie le va a doler de verdad? Respuesta: porque de lo que se trata es de cargarse al Estado de Servicios en aplicación del dogma neoliberal, que se reduce al imperativo  de que el pez grande se coma al chico. ¿Todavía cabe alguna duda sobre la necesidad de exigir una democracia real ya?

lunes, 5 de septiembre de 2011

EL INDIGNANTE TRASFONDO DE ESTA CRISIS



     La entrada precedente, sobre la infumable reforma constitucional, ha irritado a quienes desearían vernos bailar como osos de feria. Que si no había más remedio, que si así es el mundo, que si el banco central europeo nos ha salvado con su Diktat, que si los partidos mayoritarios han dado pruebas de un elevado sentido de la responsabilidad… Pero yo me reafirmo en lo dicho.
    Y algo más voy a añadir: esta reforma de las Constitución representa un sacrificio horripilante de la soberanía en el altar de los intereses financieros y, además,  introduce unas disposiciones que contradicen su espíritu, incompatibles con varios de sus artículos de mayor enjundia, a los que vacía de contenido (artículos 1, 129,130,131…). 
    Este atropello se inscribe en una serie de reformas canallas, encaminadas a cargar sobre nuestras espaldas el montante la juerga neoliberal, por un lado, y por el otro, a  destruir el Estado de bienestar, lo que equivale a romper el contrato social. Naturalmente, nos será dicho que no, que lo que se pretende  es salvarlo, una mentira de las gordas a juzgar por lo que han hecho los neoliberales un año tras otro.
   Y conste que no estamos ante un asunto meramente económico, como pretende hacernos creer la parte interesada. Estamos ante un asunto de poder, de un poder que, por su propia dinámica, se encuentra en  situación de sacar partido de esta crisis que él mismo provocó. Lo que desde fuera parece un fracaso inapelable, desde dentro es un paso más por el camino del éxito. Nótese lo bien que se dosifica el tempo de los acontecimientos, nótese el escalonamiento de las reformas canallas, de las que nadie habló cuando se trataba de socializar las pérdidas.
    Pese a lo ocurrido, pese al derrumbamiento de la pirámide de Ponzi, seguimos en las mismas.  Se pide aun menos gasto público –menos gasto social–, más austeridad, más privatizaciones, menos derechos para la clase trabajadora e incluso menos impuestos, lo que indica que la galopada nihilista va a continuar.
   Economistas tan serios como Joseph  Stiglitz, Paul Krugman y Nouriel Roubini han dejado claro que así, EN LUGAR DE SALIR DE LA CRISIS, LA AGRAVAREMOS. Pero es que da igual. Da completamente igual que la gente ya sepa que se exigen  sacrificios que no servirán para nada salvo para sufrir. En definitiva, estamos ante un chulesco despliegue de rapacidad, ante el cual una de dos, o uno se indigna, o quedará convertido, automáticamente en un COLABORACIONISTA. Se puede llegar a tan fea condición por interés, por falta de luces o por simple cobardía.

jueves, 2 de junio de 2011

EL LAMENTABLE SEÑOR BLAIR SE PERMITE DAR CONSEJOS


    Tony Blair anda por aquí, y no de paseo. Ha venido  a participar en el Foro Novartis de Excelencia  y, de paso, a entrevistarse con Zapatero, por lo que es noticia.  ¡Vaya personaje!
   Después de hacer papilla al partido laborista, de meter a su país en la guerra de Irak, aferrado al título de “progresista” que le han concedido graciosamente los intelectuales orgánicos, el pío caballero se permite dar consejos. A su juicio, hay que “escuchar” a los del 15M, pero no permitir que te gobiernen.  Una cosa es que el derecho de protestar sea legítimo, y otra distinta atribuir legitimidad a lo que dicen los que protestan, nos explica, sibilino como siempre. Ni que los indignados estuvieran ladrando o maullando. 
   El señor Blair ha ido bastante lejos al afirmar que la prioridad de Europa ya no debe ser la paz sino el poder. Traduzco: el falso laborista, que siempre tuvo esa prioridad, nos está invitando a tomarnos a guasa no sólo la paz en el mundo sino también la paz social. Sin pensar en las consecuencias, de lo que él es incapaz.

martes, 31 de mayo de 2011

A PROPÓSITO DE LA SPANISH REVOLUTION


     El poder establecido se ha sentado a esperar que el movimiento del 15M se extinga por sí mismo, cosa que –lo presiento– no va a ocurrir. 
    El impresentable señor Puig ha puesto de manifiesto que contra las gentes de paz provistas de razón, poco se puede hacer por las malas sin quedar como una bestia y empeorar el cuadro. En cuanto a las críticos de pago que tratan de minimizar el movimiento o desacreditarlo, están quedando a la altura del betún. Tal es el caso del señor Pío Moa, que declara ser partidario de acabar con las asambleas por la fuerza, incluso al precio de causar muertos, lo que equivale a un autorretrato paranoico. El cardenal Rouco nos explica que los acampados en la puerta del Sol tienen problemas en el alma, otro autorretrato, bien que de tipo clásico.
    Yo creo que habrá un antes y un después del 15m, y que nuestra democracia se juega muchas cosas de aquí en adelante, como se las juega el proyecto europeo. 
    Ya sabemos lo que ha sucedido en el norte de África. La  “primavera árabe” ha pedido fuelle, no por un desfallecimiento de su vanguardia sino por el genio maligno del poder establecido. En aquellas tierras se dispara contra la gente desarmada, se infiltran provocadores, se tortura en las dependencias policiales, se corta la luz, se identifica a las voces críticas por el simple procedimiento de seguirles la pista por Internet (un arma de doble filo como algunos han descubierto de la noche a la mañana). 
    Los indignados españoles y europeos están llamados a actuar en otro contexto, más suave, y esto se puede decir a pesar de la actuación del señor Puig y de que Sarkozy no dudase en dispersar a los reunidos en la Bastilla con gases lacrimógenos. Lo que no sabemos es cuál será la evolución de los acontecimientos. Si la única respuesta es  una altiva indiferencia, a buen seguro la indignación irá en aumento, con la consiguiente interconexión de los indignados europeos, ya en trance de materializarse.
    No basta con que el poder establecido se abstenga de dar palos. Tiene que prestar atención, tiene que oír y, sobre todo, debe rectificar. No miles sino millones de europeos, y no precisamente indoctos, han pedido la paciencia después de mucho estudiar, de mucho trabajar y de mucho buscar trabajo.  Tomar a guasa sus reivindicaciones, pretender engañarlos, sería una insensatez y una prueba de que el poder atonta. 

martes, 24 de mayo de 2011

EL 15 M Y SUS CONTINUACIONES

Desde el punto de vista sociológico, el resultado de las elecciones ha sido el que cabía esperar, y no creo que haya sorprendido  a quienes se movilizaron el 15M bajo el lema de “democracia real ya”. Los veo decididos a continuar en la brecha, conscientes de que   nuestro sistema político no se puede sanear de la noche a la mañana.
     Yo no considero que el veredicto de las urnas haya sido un fracaso desde la óptica del 15 M, ni tampoco que los jóvenes hayan cometido tales o cuales errores estratégicos, apreciación injusta que oigo por ahí. Los debates continúan. Nótese que el PP ha salido victorioso sin mostrar sus cartas y que el PSOE se ha ganado a pulso su fracaso por jugárselo todo a cartas que ni siquiera eran las suyas. Es un poco absurdo pedir máxima claridad y un acerado programa de actuación a quienes acaban de poner manos a la obra.
    Después de oír los latiguillos de nuestra clase política, qué refrescantes, qué acertados los de la puerta del Sol, salidos del alma.  Ahora, la cuestión que se les plantea a los movilizados del 15M es cómo continuar, cómo dar un sentido a la indignación, compartida por mucha gente que votó en blanco, a partidos minoritarios o que directamente no acudió a los colegios electorales.
     Bien mirado, las alternativas son sólo dos, con sus correspondientes espinas. O se participa en el sistema de partidos creando uno o se opta por ser la conciencia vigilante de la acción de gobierno, en  disposición de no dejarle pasar ni una, obligando a todos a elevar el nivel moral  de sus actuaciones y  poniéndonos ante los problemas reales que no admiten camelos ni demoras. 
    Esta segunda opción es  la que mejor cuadra con la espontaneidad original. Se le puede dar vida con manifestaciones, acampadas, sentadas, manifiestos, pliegos de firmas, boicots a determinadas empresas, caceroladas y flechas vía twitter o facebook. No es poca cosa erigirse en una atenta conciencia vigilante y dejar constancia de lo que se considera moralmente intolerable
    Se trata de una opción dinámica, versátil, fácil de poner en sinérgica relación con los focos de protesta del mundo entero, cuya interconexion  se acabará imponiendo por necesidad. Y parece hecha a medida para permitir la participación puntual de miles de ciudadanos  dispuestos a hacer algo concreto de vez en cuando, en ocasiones señaladas, personas que, por tal o cual motivo, no pueden movilizarse a todas horas.  Gracias a las redes sociales la caja de resonancia de las iniciativas promete ser portentosa.
    Saliendo a la calle pacíficamente y con grandes caceroladas,los argentinos fueron capaces de hacer caer, uno tras otro, a varios presidentes indignos de confianza. La resistencia activa no violenta de Gandhi es un arma poderosísima, la más temible para el poder establecido, que anda muy sobrado de medios para aplastar a los violentos pero que se queda inerme ante ciudadanos pacíficos asistidos por buenas razones. Nótese que el señor Rubalcaba se abstuvo de cumplir el encargo represivo de la junta electoral.
     La otra posibilidad es crear un partido de nueva planta.  Para ello, claro es, habría que aceptar las reglas del juego. No parece la apuesta más probable: hay mucha gente harta  de la "partitocracia"... Sin embargo, si se trata de sanear nuestra democracia, es una opción a considerar. Como lo sería, en su caso, la de apoyar al partido que más se aproxime a los ideales del 15m. En cambio, sería desatinado  descalificar de pies a cabeza el sistema de partidos, mejorable pero en absoluto desdeñable (como sabe cualquiera que haya vivido bajo una  dictadura de un partido único). 
     Considero importante que no se haga ningún caso al latiguillo posmoderno que pretende convencernos de que  la dialéctica izquierda/derecha ha sido superada. Es un cuento de la izquierda vendida y de la derecha que la ha comprado a precio de saldo. Una cosa es que la izquierda oficial se haya derechizado y otra distinta creer que la causa de la izquierda ha desaparecido. ¿Acaso ha desaparecido la injusticia social? ¿Vivimos en una sociedad sin clases? Pues no, y por eso la indignación. La causa de la izquierda está vivísima, aguardando a sus mejores intérpretes. 
    Y algo más: O se apuesta por una socialdemocracia auténtica, en teoría capaz de dar respuesta a las demandas de justicia social dentro del sistema, o se apuesta por modelos frontalmente enfrentados con el capitalismo. Si se opta por lo segundo, habrá que rescatar del olvido a Marx y a Kropotkin, incompatibles entre sí pero expertos en estas materias.  Este declarado propósito de ir a por todas echaría para atrás a muchos simpatizantes del 15m (lo que no quiere decir que "ser antisistema" sea poco respetable en los tiempos que corren).

viernes, 20 de mayo de 2011

TODO UN EJEMPLO DE CIVISMO

  El movimiento Democracia Real Ya está dejando en ridículo a sus críticos y detractores.  No es de extrañar que ciertos comentaristas de pago  lo atribuyan a las maquinaciones de “alguien” (“cree el ladrón que todos son de su condición”), incapaces de concebir los resortes de la espontaneidad. 
    Y no es de extrañar tampoco que haya toda clase de observadores al acecho, con la actitud de quien busca un pelo en la sopa,  a la  caza  individuos capaces de romper un escaparate, por ejemplo, o de frases hermosas pero incomprensibles para ciertos clientes políticos, frases del tipo “la imaginación al poder” (por si viene al caso utilizar la misma munición que se emplea contra la memoria del 68).  El señor Quim Monzó nos explica que esto no es una revolución sino una acampada, Cristina Losada nos habla del Cacao Party, etcétera.
    Sienta muy mal que Cayo Lara se haya presentado en la puerta del Sol, en lo que cualquiera puede ver la envidia de sus oponentes, atados en corto por sus expertos en imagen (no se imaginan a Zapatero ni a Rajoy bajando a la arena con tanta naturalidad).  
    Los espíritus habituados a ir sobre raíles creen ver una falla en la pluralidad y en la amplitud de miras de los reunidos, en su diversidad y en su juventud. Nos hablan desdeñosamente de “los hijos del zapping” [sic!], y de paso pasan por alto el hecho de que el movimiento implica –y entusiasma– a personas de muy diversas edades. 
   Por mi parte, quiero resaltar que este movimiento nos está dando un ejemplo de civismo, tanto por su conducta como por sus debates y sus propuestas, de indudable riqueza.  Ante este fenómeno, nuestra clase política contrae, lo quiera o no, una responsabilidad que debería asumir con altura de miras y el saber hacer que ha perdido por el camino.
     Es una maravilla que nuestra puerta del Sol no sea la plaza de Tahir, que ninguna plaza española sea como la egipcia.  Es una suerte que aquí se hable de refinar nuestra democracia, no de echar abajo el sistema. Es una suerte que este aviso llegue bajo esta forma, pacífica, dialogante y participativa,  y no en forma de desbordamiento airado, ni siquiera en forma de cacerolada. Esto nos lo hemos ganado entre todos; no es cosa de estropearlo sino de estar a la altura de las circunstancias. Con ello quiero decir que la responsabilidad de que el movimiento en curso siga siendo  cívico no depende sólo de quienes participan en él directamente.