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miércoles, 11 de noviembre de 2015

LOS DEMÓCRATAS PELIGROSOS

       Abundan entre nosotros, como parte de la pesada herencia histórica que nos distingue, los demócratas peligrosos, merecedores de un suspenso en conducta política.  Todos ellos están aquejados por lo que alguna vez bauticé como “síndrome del liberalismo inmaduro”,  o síndrome del liberalismo de tres al cuarto.
     Más próximas al absolutismo que a la democracia, estas gentes todavía no han entendido que  la razón de ser de esta se funda en la necesidad de salvaguardar los derechos  y las preferencias tanto de las mayorías como de las minorías en aras de una convivencia sensata, más o menos agradable para todos,  con ánimo de cuidarla como cosa preciosa y, desde luego, de irla perfeccionando en la medida de lo posible.
     ¿Por qué son nefastas las mayorías absolutas en este país? Por la superabundancia de demócratas peligrosos, todavía metidos en la lógica de que al enemigo ni agua.
     Cuando el señor Zapatero y el señor Rajoy pactaron a escondidas el artículo 135 y lo calzaron de mala manera en nuestra Constitución obraron como es típico de los demócratas peligrosos. En una sola jugada loca mancillaron la Constitución, arrastraron la legitimidad por el fango, se burlaron del Parlamento, pisotearon bárbaramente a sus electores, pusieron al pueblo en manos de sus acreedores y encadenaron a futuros gobiernos. Todo para darles el gusto a los amos del momento, sin pensar en el porvenir, lo que es típico, insisto, de los demócratas de este tipo.
    Otro ejemplo de demócratas peligrosos nos lo ofrecen los actuales protagonistas del independentismo catalán. He aquí que por una victoria por la mínima acaban de dar por hecha su república catalana, a la que ya ven legítima y satisfactoriamente asentada sobre la mitad del electorado, en el supuesto demencial de que la otra mitad no pinta para nada, importando un carajo lo que piense o desee. Semejante forma de entender la democracia revela, para quien tenga ojos, un resorte absolutista de la peor especie.  El mismo que nos saltó a la cara con motivo del maldito artículo 135.
    Añadiré que los demócratas peligrosos ensucian todo lo que tocan. Si de ellos dependiera, ¡pobre Monarquía, pobre República, pobres de nosotros! 

domingo, 24 de noviembre de 2013

HABLA ZAPATERO: EL ARTÍCULO 135


    En agosto de 2011, por la puerta de atrás, el señor Zapatero se puso de acuerdo con el señor Rajoy para lo que yo considero una repulsiva manipulación del texto constitucional, concretada en el artículo 135, por el cual se santifica lo que ellos llaman “estabilidad presupuestaria”, que no es otra cosa que asumir el mandato de dejar el déficit del Estado prácticamente reducido a cero, a lo que se añade el compromiso de pagar a los acreedores extranjeros en primer lugar, aunque ello implique hundir en la pobreza al conjunto de la ciudadanía. El artículo me produce náuseas, por la forma en que fue injertado en la Constitución, sin atender a las formas ni a la coherencia que esta debe forzosamente tener, y por su contenido, ciertamente odioso, por antisocial y antipatriótico.
   Ahora el señor Zapatero nos dice, en una entrevista concedida a El País, que la suya fue una “iniciativa cautelar” y que si no la hubiera tomado España habría sido entregada a un gobierno tecnocrático, presidido por un Monti… ¡Válgame Dios! Preguntado sobre si la “iniciativa cautelar” de marras le fue impuesta desde fuera, contesta que fue de su propia cosecha, “completamente autónoma”. Con lo que queda convenientemente ocultado el oscuro poder que nos chantajeó, obviamente decidido a seguir chantajeándonos de aquí a la eternidad.
    Se concluye que, al tiempo que cedía a instancias ocultas, poniéndonos a los pies de los caballos, el señor Zapatero se puso a cubierto de que dichas instancias antidemocráticas le segaran la hierba bajo los pies. A lo que hay que añadir que, para la salud de nuestro régimen constitucional habría sido mejor que diese la cara por nosotros y obligase a dar la cara a quienes han decidido  hundirnos en la miseria. Y por cierto que si el PSOE sigue tolerando ese artículo infame, no habrá renovación que valga. La famosa “izquierda responsable” acabaría retratada como la izquierda más servil de todos los tiempos.