viernes, 25 de noviembre de 2011

A LA CLASE POLÍTICA EUROPEA (URGENTE)


     De seguir las cosas por este camino, ser demócrata, ser europeísta, ser español o griego dejará de tener sentido, salvo para la nostalgia.  
     Está visto que  la clase política europea no se atreve a poner freno a los poderes económicos de ambos lados del Atlántico: les tiene un miedo espantoso, por no hablar de los intereses particulares.  Que son poderes  temibles, eso ya lo sabemos. Pero hay que tener en cuenta que, una de dos, o saca fuerzas de flaqueza y les para los pies, o se verá pillada entre dos fuegos, viéndose obligada a elegir luego, sin duda a la desesperada, de parte de quién se pone, ya sin posibilidad alguna de engañar a nadie.
    Porque de seguir las cosas así, dicha clase política tendrá que vérselas con una rebeldía generalizada, con una desobediencia creciente, consecuencia directa de la pérdida de legitimidad. Llegados a cierto punto, al parecer cercano, ya sólo le quedará apelar a las fuerzas del orden público, obligándolas a ir más allá de lo permisible en un sistema democrático digno de tal nombre. 
     Sépase que  es bastante más fácil meter en cintura a los poderes económicos que meter en cintura a los pueblos irritados con razón. Y nuestra clase política debería recordarlo. ¿O es que no lo recuerda porque lo ignora, porque no sabe nada de historia? A ella le toca decir basta, no a los pueblos, pero si ella se obstina en ir por la línea del menor esfuerzo a costa del bien común, ¿qué cree que va a pasar? 

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