miércoles, 12 de octubre de 2011

EL SÁBADO 15 SALGO A LA CALLE

  Saldré, sí, a manifestarme pacífica y seriamente, en unión con todos los indignados.
   Lo haré porque estoy indignado, por  solidaridad con mi gente y también porque creo todavía en la posibilidad de conseguir un mundo mejor, convencido –además, sensación terrible– de que el tiempo se agota y de que la partida se está decidiendo precisamente ahora.
    Y saldré a la calle porque la clase gobernante española, europea y mundial necesita un severo toque de atención para recapacitar sobre las consecuencias de desplumar a la humanidad en beneficio de una minoría de egoístas locos y feroces.  Que se sepa que les hemos visto las cartas, que se acabaron los juegos trileros con la verdad y con los números. 
   Si me quedara en casa me sentiría un colaboracionista, un lacayo de esa minoría totalitaria, un cómplice, y en el mejor de los casos un tonto útil,  un imbécil.

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