martes, 4 de enero de 2011

SE PROHIBE FUMAR…

     Contemplo con estupefacción y repugnancia la nueva ley antitabaco. Nuestras autoridades, incapaces de defendernos del acoso financiero, se desquitan acosando a los fumadores. Y es que el Estado posmoderno, impotente frente al poder del dinero, ya empequeñecido o más bien hueco, ya vendido a intereses que nada tienen que ver con nosotros, sigue expandiéndose a fuerza de normativas y de multas, entrometiéndose en la vida del ciudadano, de cuyo civismo  abusa  sin la menor consideración. 
    Para el cumplimiento de la ley antitabaco se cuenta con el celo de los  denunciantes anónimos, es decir, de personas que encuentran un gran placer en fiscalizar neuróticamente el comportamiento de sus semejantes. 
    Vamos, pues, hacia atrás:  no es precisamente la democracia lo que saldrá ganando con este tipo de medidas. Podemos estar seguros de que si la sociedad se  traga “cívicamente” este atropello a los derechos de la minoría fumadora, es que está madura para otras prohibiciones. Las imagino escalonadas, y cada vez más irracionales y antivitales.  

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