martes, 13 de julio de 2010

FÉLIX PASTOR RIDRUEJO

  Ha fallecido,  a los setenta y nueva años, Félix Pastor Ridruejo, notario de profesión, hombre de espíritu, amigo entrañable y, en términos históricos, uno de los artífices de nuestra Transición.   He aquí un hombre que puso su inteligencia y su saber político, y también su falta de ambición personal, al servicio de la convivencia.
   En los viejos tiempos era posible encontrarlo en la cárcel de Carabanchel, haciéndose cargo de las necesidades notariales de los presos políticos, o en la Dirección General de Seguridad, decidido a levantar acta en casos de tortura. Por eso se dijo que era un “notario  atípico”. Era amigo  del alcalde comunista de Marinaleda, de cuyos trabajos en el campo del cooperativismo siempre me habló con admiración. Muy comprometido con la doctrina social de la iglesia, era un social-liberal.
   Su contribución a nuestro sistema de partidos fue sobresaliente. Trabajó desde el lado derecho, apoyando el proyecto de Manuel Fraga Iribarne, tirando sostenidamente hacia el centro. Fue uno de los fundadores de Alianza Popular, y fue también su salvador cuando el barco estuvo a punto de naufragar víctima de la adversidad electoral.
    Creo que en ese campo nadie razonó mejor a favor de la moderación, lo que entonces era bastante más arriesgado que hoy. Su artículo “Franquismo”,  publicado el 14 de enero de 1978 en el diario Informaciones, fue muy valiente. Félix Pastor pedía a la derecha española el debido distanciamiento del régimen anterior, ostensiblemente antidemocrático, y la invitaba a llorar sus culpas, única manera de poder mirar al futuro y de no quedar convertida en una estatua de sal.
    Como la historia ha demostrado, nada más difícil que crear un partido hecho para durar y la contribución de Félix Pastor a la obra de Fraga nunca será olvidada por los estudiosos de nuestro sistema de partidos.
   Había vivido, de niño, el trauma de los bombardeos, durante nuestra guerra civil, y había visto el  pavoroso espectáculo de la Europa de la posguerra. Con motivo de la  guerra de Irak, no dudó en desmarcarse de la línea oficial de su partido, con unas declaraciones al periódico El Mundo. Era un pacifista insobornable.